Katie iba cada mañana en el café que se encontraba en la calle 33 y cada dia comía lo mismo, un bollo con leche. Después se marchaba hacia los grandes prados del sur y surcaba la hierba como si fuera una gran nadadora. Solía buscar la ternura de los bichitos mientras le acariciaban la barriguita de color miel. Por fin Katie dejó de estar triste.
katie.. q dulce!
ResponEliminaMe gusta tu cuentecito. ¿Los dibujos son tuyos? ¡Son una monada!
ResponEliminaUn besito color púrpura y una sonrisa de limón
* Tus deseos son órdenes para mi. Ya actualicé :)
Sí, los dibujos son mios :P gracias!
ResponEliminaCrec que he somiat al llegir-te ;)
ResponEliminaPetons i ánim que tot això és preciós ;)
Entonces son una monada tus dibujos :)
ResponEliminaUn besito, niña
lo genial de la rutina es poder romperla un día por sorpresa (:
ResponEliminaMe encantan tus dibujitos!
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